Y TODO COMENZÓ CON UN BESO... BREVE HISTORIA DE LAS PANDEMIAS Federico Alcalá Méndez
En 1525 se concluyó la conquista del Imperio Azteca por parte de la alianza militar entre españoles y tlaxcaltecas que, en conjunto, sometieron a Tenochtitlán hasta su rendición, o por lo menos, esa es la concepción inicial que se tiene sobre la supremacía del conquistador sobre el pueblo vencido. Sin embargo, uno de los elementos primordiales del éxito de la conquista no fue ni el avance tecnológico, la introducción del caballo en América ni la estrategia política y militar de Cortes, sino la introducción en el continente americano de un patógeno exógeno: la viruela. La mortandad entre quienes la padecieron ha sido calculada entre 2 y 3.5 millones de indígenas, ente ellos el tlatoani Cuitlahuac.
En tiempos modernos, la denominada “Influenza Española” cobró entre 50 y 100 millones de vidas en un periodo no superior a cinco años. Los primeros casos se registraron en el hospital militar de Fort Riley en 1918 y de acuerdo a historiadores en un periodo de dieciocho meses infectó a un tercio de la población mundial. El desarrollo de la Primera Guerra Mundial ocultó al mundo los datos exactos de su capacidad mortífera, misma que se conjunto con aquella población que sufrió las consecuencias directas de la conflagración mundial. Ningún rincón del mundo quedo a salvo de su propagación.
De acuerdo a National Geographic, en verano de 1997 el científico Johan Hultin exhumo del cementerio de Brevig Missión en Alaska el cuerpo congelado de una victima femenina de la enfermedad con la finalidad de analizar el genoma del virus causante de la que se denomina la “primera pandemia mundial”. Este virus pertenecía a la “cepa A” causante de una variedad de gripe que resulta mortal. Hemos de aclarar que el proceso infeccioso gripal lo causan una diversidad de virus que mantienen características genéticas comunes, algunas cepas se consideran muy infecciosas y mortales. Fue precisamente un 4 de marzo de 1918 que un soldado norteamericano presentó en Fort Riley, Kansas, las primeras manifestaciones de un estado febril y en cuestión de horas cientos de reclutas se contagiaron llevando al frente de guerra europeo la enfermedad.
Los síntomas eran fiebre, insuficiencia respiratoria, desgaste físico, hemorragias que inundaban las estructuras pulmonares, vómitos, sangrado nasal y, en una terrible agonía provocada por la asfixia, y la muerte. La población afectada rondaba de los 20 a 40 años de edad. En fechas recientes, los estudios actuales hacen suponer que el virus fue el resultado de una mutación de una cepa aviar originaria de China, y que su difusión masiva a nivel mundial se realizó de forma sin precedente dadas las condiciones particulares de la guerra europea y el intercambio interoceánico entre las metrópolis nacionales y sus colonias en todo el orbe.